Arnaldo Otegi publicaba hace dos días el mensaje que acompaña este comentario. En él, presentaba a EH Bildu como una “garantía de ejemplaridad política, honradez, confianza y esperanza”, un proyecto llamado, según sus palabras, a “hacer frente al autoritarismo”.

Pero conviene recordar algunos hechos que desmontan cualquier intento de elevar su autoridad moral.

En las listas de EH Bildu para las municipales de 2023 figuraban 44 personas condenadas por terrorismo. Entre ellas, Agustín Muiños Díaz, ‘Tinin’, uno de los responsables del asesinato de José Antonio Julián Bayano. Ese dato, por sí solo, ya desmiente la idea de una “ejemplaridad” sin sombras. Y, puesto a repasar trayectorias, Otegi tampoco debería olvidar la suya: fue miembro de ETA. Su número dos en el Congreso, Mertxe Aizpurua, dirigió el diario Egin. Su propia formación política es heredera directa del mundo de Batasuna, una herencia articulada a través de Sortu.

Esa genealogía no se borra con un tweet, ni con un giro discursivo hacia la respetabilidad institucional, ni con el lavado de cara en el que colabora el PSOE, a quien quizás se le deberían recordar todos los políticos socialistas asesinados por la banda.

Por eso, la pregunta resulta inevitable: Arnaldo, ¿cree realmente que usted y quienes integran su proyecto político, algunos con condenas por crímenes de sangre, otros protagonistas de décadas de intimidación social, pueden erigirse en ejemplo de honradez y de lucha contra el autoritarismo?

Quienes defendieron, justificaron o ampararon la violencia durante más de cuarenta años de democracia, ¿Pueden hablar hoy de defender la libertad frente a un supuesto autoritarismo ajeno? ¿De qué autoritarismo hablan quienes ejercieron uno real, tangible y mortal sobre millones de españoles que simplemente no compartían su línea ideológica?

España puede perdonar, convivir y mirar hacia adelante. Pero hay cosas que no admiten perdón. No podemos aceptar reescrituras que pretendan blanquear al verdugo ni convertir en santo al demonio. La memoria, la de verdad, la de las víctimas, es el mínimo respeto que merece una sociedad democrática.

Captura del tweet publicado por Arnaldo Otegi con un mensaje sobre ejemplaridad y lucha contra el autoritarismo. X (@ArnaldoOtegi)

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